Entre mar y montaña... nos encontramos en Monaco, una península con una superficie de apenas 2 kilómetros cuadrados. Es el estado mas pequeño de Europa después de la Ciudad del Vaticano y aun así porta el estandarte del sueño y el glamour a través del mundo. Sobre la Riviera italiana y la Costa Azul Monaco se distingue por que cuenta con la concentración mas alta de millonarios por habitante pero no solo es eso, Monaco es un extraordinario destino turístico con lugares, museos, patrimonio, riqueza natural y variedad excepcional.
Para visitar el Principado, lo mejor es dejar el vehículo en un aparcamiento e ir a pie, en autobús o taxi por sus calles. Nosotros lo hicimos a pie y es que el lugar cuenta con todas las facilidades: escaleras mecánicas y ascensores para llegar a cualquier lugar. La marcha a pie es la mejor manera de visitar Monaco.
Después de encontrar un sitio para aparcar el auto iniciamos nuestra caminata sobre el Boulevard Louis II, ubicado en el puerto antiguo, conocido también como "Port Hercule". Tan solo empezar a caminar sobre esta calle te deja respirar el lujo y el glamour de este sitio.
Al final del Bulevar nos encontramos con un ascensor que nos transporto como magia al famoso y conocido casino de Montecarlo, uno de los atractivos turísticos mas notables del Principado de Monaco y es que solo al acercarte puedes percibir toda la elegancia y riqueza que oscila en este lugar. Autos lujosos estacionados al frente y gente con aspecto de celebridad entrando y saliendo del casino.
El casino. Con un atrio de mármol de 28 columnas le sigue la sala Garnier, decorada de rojo y dorado y con salas de juego con grandes vidrieras de colores y arañas de bronce.
Nos hubiera encantado sentarnos a jugar en una mesa de ese Casino pero como mencionamos antes, este viaje lo hicimos con nuestros hijos, así que solo en turnos entramos a conocer el casino mientras el otro se quedaba afuera con los niños.
Justo del otro lado del Boulevard caminando a un costado de la marina llegamos a los Jardines de St Martin, un espacio publico que se encuentra en el barrio de Monaco Ville. Estos jardines hacen un tipo de laberinto adornado de flores, pinos y encantadoras terrazas. La Estatua de el Principe Alberto representado como un marino se sitúa en el centro de los jardines.
Las vistas desde sus terrazas son inigualables.
Unos metros mas adelante se sitúa la Catedral de Monaco, destacada también por ser el lugar de enterramiento de los Príncipes Soberanos, la dinastía Grimaldi. La monumental fachada de estilo Neoromantico es una verdadera belleza.
Y el interior lo es aun mas, el altar mayor y el trono episcopal son de mármol de Carrara blanco decorado con mosaicos de teselas doradas.
Y llegamos al Palacio Principesco. La residencia oficial de la familia Real, sus orígenes datan del siglo XIII y así suman ya siete siglos que la familia Grimaldi reina en el principado. El Palacio posee una larga historia y vale la pena hacer la visita al interior para ser testigo de una parte de la suntuosidad de este Palacio.
Tomamos el camino de regreso hacia el museo oceanográfico y el acuario, algo que nuestros hijos no querían perderse y así lucían las calles a medida de que descendimos la colina...
Andadores llenos de color y encanto...
Y llegamos al Museo Oceanografico, construido en la ladera del mitico Peñon de Monaco, el Museo oceanografico vela por los océanos desde hace mas de un siglo. Se presenta como un lugar de intercambio y cultura donde se confrontan las experiencias en torno a a protección de los océanos.
Desde los acuarios hasta las colecciones historias, pasando por la laguna de los tiburones y la isla de las tortugas en la terraza panorámica, el museo brinda la oportunidad de conocer, amar y proteger los océanos. Por supuesto los niños quedaron encantados con esta visita.
Y así es como terminamos nuestra visita en este hermoso sitio, con ganas de volver por un par de noches a disfrutar de ese casino y toda la vida glamorosa que ofrece Monaco.
Gracias por leer
Saludos ODV y RCL